miércoles, 10 de diciembre de 2008

Mi jefe...

Es una persona que con sólo mirarla ya la odias. No sólo por la apariencia (bajito, con una barriga patrocinada por Cruzcampo, calvete por arriba y un señor bigote parecido al de Groucho Marx, que el pobre no tiene culpa, pero…uff!), tampoco por el nombre (Pacomenme lo llamamos), sino por su manera de hablar, por sus formas…no sé, por todo…

Siempre entra en la oficina y suelta un “buenos días wapas” repulsivo, que dan ganas de pegarle las hostias a pares, pero te calmas y piensas en el verano que has pasado lejos de él y lo sobrellevas. Seguidamente, entra en su despacho (resoplando como si hubiese salvado el mundo) y enciende una ‘superlamparita’ que está encima de su mesa (sería más lógico abrir la ventana, pero como lo paga la empresa….¬¬), saca papeles (que yo creo que tiene solamente dibujos de cuando se aburre, porque de trabajo seguro que no son) y me llama: “Márijesu” (léase así, tal cual, con ese acento), y entonces me vuelven a entrar esas ganas asesinas de tirarlo por el balcón y demostrar una vez más lo de la ley de la gravedad, pero pienso que pronto llegará navidad y que no tendré que verlo, y me vuelvo a calmar (¡qué remedio! T_T’). Me suelta su discurso matinal (el cual hace que me hierva la sangre lenta y pausadamente una vez más), me ofrece un cigarro y recoge esos ‘antinaturales’ papeles ‘tan importantes’ que lleva en su maletín. Sale del despacho con el susodicho maletín (que siempre me lo he imaginado lleno de papeles de periódico recortados como el abogado de los Simpson), vuelve a resoplar (le molestará ese flequillo que Dios le ha dado y que le quitó hace ya su tiempo) y se despide con un: “Hasta mañana chicas” que nos da la vida….



Me quejo de mi jefe, de tener que madrugar para verle la cara...


en fin....







((MaRi_XúS))

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